No sé por qué sospechaba que ese tenía que ser su nombre. Un nombre que te lleva a ser la protagonista de una novela, a vivir historias y sentimientos, cuestionados y palpados.
Ese es el nombre de las mayores de las adicciones, de las que no se olvidan, de las que al recordarlas, te hace volver a percibir que lo llevarás contigo toda la existencia.