No sé cuál es el motivo por el que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro, y encima parte de este porcentaje lo condenamos a la creación de máquinas, para luego delegarles parte de nuestras ocupaciones, y así poder utilizar aún menos nuestra masa encefálica.Al final me voy dando cuenta que si lo utilizáramos un poco más y no depositáramos nuestra confianza en una única cosa , sino en varias, los riesgos sería mucho menores. Dado que los fracasos de una parte sería contrarestados con los éxitos de la otra. Con su propia banda sonora: Toxicity y diversificando riesgos.
No sé cómo se ha armado tanto revuelo por unas niñas acordes a su gusto y al propio protocolo. Las cuales, con mucho más estilo, se han presentado ante algunos almidonados que presumen de ir a ciertos acontecimientos, sin consonacia a dicha etiqueta.Así que he tomado ejemplo y me he calzado mis botas y enfundado mis mallas, para presentarme en la Casablanca, al más puro estilo punk, y desafiar a las formalidades de mi cabeza, para concluir que no ha sido nada y poder decir que el estilo es libertad!
No sé cuál es el motivo por el que últimamente todo me lleva a Estocolmo, pero he podido disfrutar de las imágines más bonitas de Greta Garbo y he descubierto lo tranquila que deseaba estar.Hoy sería el día previo a una importante carrera olimpica, y noto los nervios y el desasosiego del atleta. Sin embargo el buen ánimo me acompaña, quizá sea por la gran reserva vitamínica que he realizado en estos últimos meses, lo cual me da fuerzas para todo un maratón. Con su propia banda sonora: New born y un viaje pendiente.
No sé por qué desde pequeños se nos asusta con llevarnos al médico, luego es normal que le tengamos tanta fobia, si al fin y al cabo es una profesión como cualquier otra.Después de un día de locos, que vino y se fue con la lluvia, he conseguido llegar diez minutos antes a mi cita, lo cual es todo un logro, para así cantarle al profesional de turno mi propia versión.
No sé cómo cerrar el libro y descansar la mirada. Aunque da igual, acto seguido vuelvo a torturar mis cansados ojos, dejándome envelesar por el último descubrimiento formato serie, del núcleo.Ha sido un fin de semana corto, o largo, según los ojos que le miren, pero al menos me ha servido para desconectar y dejarme llevar por adicciones confesables y aprendidas de buenos maestros. Con su propia banda sonora: Bad things y orgullo de mujer.
No sé por qué hay veces que nos sentimos tan inseguros en nuestras relaciones, si al final con una simple mirada de complicidad la otra persona entiende que no es nuestro momento, y es ahí cuando de verdad te sientes amada. Porque aunque no lo sea, y cada uno este en su fase de la partida, ese instante, ha estado lleno de magía y complicidad, como el mejor de los momentos que sí fue nuestro.
No sé por qué esta mañana pensaba que iba a ser un mal día. Quizá fuese por la ampolla que me había salido en el talón de parte mañana, o por la llaves olvidadas en casa.Pero con la lluvia han venido las buenas nuevas: los exámenes resueltos y el regalo esperado por mi cumple. Ahora con mi Anahata desbloqueado, sólo me queda disfrutar viendo como caen las gotas por el cristal, mientras olisqueo mi té caliente con aroma a Caños.
No sé por dónde empezar, dado que el día me ha dado para mucho.He podido descubrir, aún más si cabe, a Paulo Coelho y su religiosidad, lo cual me ha dejado fascinada. Dado que una persona que ha pasado por tantas experiencias y contradiciones en su vida, es de admirar a la hora de su fe y me deja una sensación de paz con la mia propia.
No sé si lograrán encontrara el Hotel, porque eso de no llevarse la dirección ni el número de teléfono lo dificultan. Ahora entiendo la necesidad de salir 5 horas antes de lo necesario, sólo espero que no acaben en cualquier casa de huespedes, a lo película americana, y no puedan descansar en toda la noche. Mientras, yo me quedo positivando todas las energías para mañana y me sumerjo nuevamente entre los libros y revistas, que esperan pacientemente ser leídos encima de mi mesita. Con su propia banda sonora: Blue Sunday melancolía inexpricable.
No sé por qué a veces abandonamos lo buenos hábitos. Ayer, después de tiempo escuchando CDs, sintonicé la radio y me he dado cuenta de que la hechaba de menos.Por fin, he podido volar con la libélula, zambullirme en canciones míticas del Rock&Roll, y también he visto cómo los elefantes sueñan con la música. Me encantan esos momentos dónde sólo estoy yo, la voz de la radio y la carretera. La pena es que no me acordase de ellos. Con su propia banda sonora: Champagne y olor a caucho.
No sé si a alguien le gustará el nuevo look, pero siempre me he sentido hipnotizada con el cambio de piel de la serpiente.Hoy para cualquier persona es un día más, pero para mí es todo un nuevo año, y no lo digo yo, sino una de las mujeres más sabias que he conocido. Por eso me acosté con felicidad y plenitud, y me he levantado con orgullo y gratitud, por todo lo que tengo y me ha ido llegando a lo largo de los años.
No sé cómo Fernando Campos se las arreglará con sus frustaciones emocionales. Pero tras la llegada de Lisbeth y Mikael, he tenido que dejar que Fernandito se las arreglara solo, para así poder atender a los recien llegados, que acaparan toda mi atención. Eso sí, no puedo parar de releer la dedicatoria, ¿por qué será?Tras un fin de semana agotador, la llegada del viento del Este ha sido como un nuevo resurgir. Gracias a ellas mi molinillo puede hacer girar sus aspas con nueva energía. Con su propia banda sonora: Four winds y muy agardecida porque ellas existan.
No sé por qué la desorientación de estos tiempos. Antes todo estaba claro y ahora incluso si me pichas dudo si me sacaras sangre. Aunque eso, en mi anatomía de núcleo siempre es posible. Con su propia banda sonora: Confusion y corazón condenado.
No sé cómo a veces pienso que me parezco a la camarera cuando no tenemos mucho que ver. Quizá sí, en la afición a cocinar o en la de imaginar nombres más o menos raros, dependiendo del día. Pero no en mucho más.
Por fin parece que salgo de un largo retardo que me ha tenido absorta. No sé si habrá sido ella, o quizá aquella otra, o la que no falla. Pero las burbujas empiezan a moverse empujándose unas a las otras, sospechando que el tapón de un momento a otro saldrá.
No sé cuál es el motivo por el que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro, y encima parte de este porcentaje lo condenamos a la creación de máquinas, para luego delegarles parte de nuestras ocupaciones, y así poder utilizar aún menos nuestra masa encefálica.
